La humanidad siempre ha creído que el mundo realmente existe y que estamos viviendo en él. Esta creencia se vio reforzada por el hecho de que la gente vio nuestro planeta, las estrellas y las galaxias. Aunque una persona nace, vive y muere, todas estas cosas permanecen en su lugar a pesar de los tiempos cambiantes. Es decir, todo lo que nos rodea existe fuera de nosotros. La gente lo creyó por miles de años.
Entonces, la ciencia de la Cabalá llega y destruye completamente los fundamentos sobre los cuales se basa nuestra percepción. Lo primero y más importante es que, esta ciencia explica que todo lo que vemos ante nosotros realmente existe dentro de nosotros, en nuestro deseo, y no fuera de nosotros.
Esto significa que si la gente que veo ante de mí existe en mi cabeza, entonces yo también existo allí. Según la Cabalá, esto es verdad, y nuestra percepción actual de la realidad es falsa.
La Cabalá nos dice que tenemos un “proyector” en la parte posterior del cerebro y que este proyecta lo que siento en las imágenes que veo ante de mí. Así es como soy capaz de ver mi propio cuerpo, además de todo lo que está fuera de él.
Cabalistas expresan esto con seriedad profunda, enfatizando en el hecho de que es precisamente debido al hecho de que tengo la sensación de las cosas dentro de mí y las veo en el exterior, que logro un alcance especial, la revelación del Creador. Veo cómo, en cada momento, todo a mí alrededor cambia y gana impulso. Esto sucede de acuerdo con los cambios en mis cualidades y eso significa que estoy dibujando mi realidad.
La sabiduría de la Cabalá nos dice que además del punto llamado “yo”, todo lo demás es la Luz Superior, la Luz del Infinito, donde yo existo. La única cualidad de esta Luz es amor y otorgamiento. Sobre el telón de fondo de este amor y otorgamiento, veo mis propias cualidades, que son opuestas a la Luz.
Me parece que hay un gran mundo que existe fuera de mí en el que todo se está moviendo. Sin embargo, todo esto está siendo proyectado por mi deseo, por mi ego y sus diversas cualidades, mostrándome mi imagen interior, como en una radiografía.
¿Puedo cambiar la realidad? Sí, pero bajo la condición de que me cambie a mí mismo. Esto es muy grave. Tengo mi familia, mi trabajo, y un gran mundo a mí alrededor. Aunque siento todas estas cosas como sólidas, todavía está en mi poder cambiarlas todas.
Si empiezo a cambiar yo mismo, entonces cambiaré el mundo porque una persona es un mundo en miniatura que contiene todo dentro de él. En el exterior, sólo hay constante Luz del Mundo del Infinito.
Por lo tanto, todo depende de la persona. Mi percepción de la realidad depende sólo de mí, no de alguien más.
(27895 – De la serie de lecturas introductorias, “Percepción de la Realidad” del 23 de Noviembre del 2010)
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